Como padre de familia puede experimentarse preocupación respecto al futuro que está por venir en la vida de los hijos, se cuestiona sobre los sueños que tienen y qué son capaces de hacer para alcanzarlos; sin embargo, las interrogantes más fuertes podrían ser: “Y yo, ¿qué puedo hacer por ellos más allá de darles alimento, casa, educación, etc?”, “¿Cuál es mi papel en la vida de mis hijos para que cumplan sus metas y estén satisfechos con su vida?”.
Para tratar de construir una respuesta personal a estas interrogantes, te sugerimos tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:
• Necesita de otros para encontrarse y conocerse. De ahí que como padres se funge un papel muy importante en el proceso de autoconocimiento de los hijos. Sé un ejemplo; él necesita ver conductas que le inspiren para saber cómo es y cómo quiere llegar a ser. No olvides que ellos siempre están observando lo que hacen sus padres y discerniendo aquellas conductas que no les agradan y aquellas que los inspiran.
• Ubica sus cualidades, destaca lo bueno y refuérzalo constantemente. Esto les aportará seguridad respecto su autoestima y al proceso de formación de su identidad. Como dice Chávez (2002) en su libro Tu hijo, tu espejo, “La parte de la cual le hablas a una persona es la que te va a mostrar; háblale de su sombra y te mostrará su sombra, háblale de su luz y te mostrará su luz.”
• Conocerse a uno mismo exige tiempo, dedicación y paciencia. Dales herramientas para trabajar contra la frustración que se vive en la etapa de la adolescencia al no saber quiénes son y lo que pueden y quieren lograr. Escucha lo que tienen para decirte y haz preguntas que provoquen reflexión sobre lo que esperan lograr, que favorezcan un ambiente de confianza y que les permitan echar a volar su imaginación. Te compartimos un inventario de preguntas que podrás hacer a tus hijos:
Evita frases como: “Estás muy pequeño para pensar en esas cosas”, “Deja de soñar”, “No va a funcionar”, “No vas a poder” y cámbialas por expresiones como: “No te abrumes, uno crea sus propias oportunidades”, “Sé que lo lograrás, y si no, estoy seguro que podrás aprender de ello”, “Atrévete a fallar”, “Se aprende más de un error, que de cien victorias”, “Si el plan no funciona, cambia el plan, pero no cambies la meta”, de igual forma, para inspirarlos, puedes citar a personas que han tenido éxito, aquí algunos ejemplos:
• Provoca la consciencia sobre la responsabilidad que tiene de los recursos con los que cuenta. Dile explícitamente las consecuencias que existen de no saber administrarse y procura hacerlo responsable de sus actos. Platícale malas decisiones financieras que hayas tomado, cómo fue, cómo te sentiste, qué hiciste y cómo lograste salir adelante. Que se sienta acompañado y vea que él no es el único que se equivoca.
• Que no te dé miedo que tu hijo experimente momentos difíciles por no saber gestionar los recursos que tiene, permítele cometer errores y asumir consecuencias. Déjalo caerse para que aprenda a levantarse y ayúdale a hacerlo. La naturaleza del ser humano es aprender de esta manera, a base de errores y equivocaciones, pero sobre todo hazle saber y sentir que estás con él y para él.
• Ninguna idea es mala, probablemente solo hace falta darle forma. Los adolescentes en esta etapa necesitan estructura mental, y esto se puede lograr haciendo preguntas que lo lleven a aclarar sus ideas. Ayúdalos con preguntas de reflexión. Te sugerimos las siguientes: ¿Cuál es tu idea en concreto? ¿Por qué la quieres llevar a cabo? ¿En cuánto tiempo? ¿Con qué recursos cuentas para lograrlo? ¿Qué te hace falta para lograrlo? ¿Cómo podemos conseguirlos? ¿Cuáles podrían ser los primeros pasos?
• Comienza a provocar conversaciones relacionadas a los temas básicos que se abordan en la educación financiera, como lo son: el valor del dinero en cuanto un medio para satisfacer necesidades (nunca como un fin en sí mismo), el ahorro y el presupuesto o control de gastos. El pretexto ideal para hacerlo aparecerá cuando tu hijo quiera conseguir ropa, videojuegos, entradas para conciertos, dispositivos, etc. Aprovecha la oportunidad para que compare precios, considere ofertas y promociones, analice los recursos con los que cuenta, entre otras cosas. De esta manera se fortalecerá el hábito de analizar y tomar decisiones financieras a la hora de buscar algo.
• Reta su inteligencia. No los subestimes, los adolescentes son más listos de lo que pensamos y pueden llegar a sorprendernos. Plantéale a tu hijo una situación difícil en la que te encuentres o te hayas encontrado, y pregúntale qué solución encontraría a este problema; busca temas de su interés y desarrolla un dilema en el que él tenga que resolver una interrogante o buscar alternativas de solución.
• Dales responsabilidades; al hacer esto, el joven percibe un ambiente de confianza de tu parte y se siente respetado como “el adulto que quiere ser”. Las responsabilidades pueden ser sobre el cuidado y organización del hogar, así como la administración del mismo (efectuar un pago en el banco; adquirir algo para la casa; de acuerdo a un presupuesto que le hayas asignado, que compare precios y elija las mejores opciones, si hay ahorro en la compra, puedes otorgárselo como recompensa a su adecuada decisión financiera, y cualquier otro recurso que consideres oportuno donde él deba analizar y priorizar recursos económicos).
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